La migración y la Salud Mental están intrínsecamente conectadas, y este vínculo puede tener importantes implicaciones para los migrantes y las sociedades receptoras.
Los migrantes a menudo enfrentan desafíos significativos que pueden afectar su bienestar psicológico, como la separación de sus seres queridos, la adaptación a una nueva cultura y la posible discriminación.
Estos factores pueden contribuir a la aparición de trastornos como la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático.
La integración social, el acceso a servicios de Salud Mental y la implementación de políticas inclusivas pueden ayudar a mitigar estos efectos negativos y promover un entorno más acogedor y saludable para todos.
Abordar la Salud Mental en el contexto de la migración es esencial para fomentar la integración y el bienestar general de las personas migrantes y de las sociedades que las reciben.